Encuéntrame, lléname de vida, quiero que habites en mí, hermosa sensación de paz, sutileza y amor. Mil años te he esperado, mil años he desperdiciado en no ir a buscarte, arrepentida de haber desaprovechado la luz de mis ojos, la luz de mi camino y la luz de mi vida. Hundida en la tristeza de tu rostro y en el dolor de tus labios, luchar en vano una vez más contra voluntades inexistentes físicamente, temblar de miedo al oír la sensatez de tu lírica voz sabiendo de nuevo que mi espada mas fuerte es vulnerable, el mal es inmune a mis dotes, pero no, jamás vencerás a un espíritu que tirita de llanto y a pesar de todo se mantiene de pie. Ahí estabas, ahí te encontré, en el centro de mi pecho, en el medio de mi cuerpo, en todos lados vivías. Después de tanta lucha, hay remedio alguno para esas lágrimas con gusto a sufrimiento e impotencia que alguna vez derramaste por ella, por eso volare con tu presencia a las simas nunca antes alcanzadas, hundiré barcos de soledad y nostalgia y llegare a tu lado, estaré feliz y en paz contigo, tan solo con la luz de un recuerdo tuyo.
jueves
AqUeLLa LuZ...
Encuéntrame, lléname de vida, quiero que habites en mí, hermosa sensación de paz, sutileza y amor. Mil años te he esperado, mil años he desperdiciado en no ir a buscarte, arrepentida de haber desaprovechado la luz de mis ojos, la luz de mi camino y la luz de mi vida. Hundida en la tristeza de tu rostro y en el dolor de tus labios, luchar en vano una vez más contra voluntades inexistentes físicamente, temblar de miedo al oír la sensatez de tu lírica voz sabiendo de nuevo que mi espada mas fuerte es vulnerable, el mal es inmune a mis dotes, pero no, jamás vencerás a un espíritu que tirita de llanto y a pesar de todo se mantiene de pie. Ahí estabas, ahí te encontré, en el centro de mi pecho, en el medio de mi cuerpo, en todos lados vivías. Después de tanta lucha, hay remedio alguno para esas lágrimas con gusto a sufrimiento e impotencia que alguna vez derramaste por ella, por eso volare con tu presencia a las simas nunca antes alcanzadas, hundiré barcos de soledad y nostalgia y llegare a tu lado, estaré feliz y en paz contigo, tan solo con la luz de un recuerdo tuyo.
lunes
jueves
♥ ♥ ♥
miércoles
jueves
miércoles
Paradigma: Preludio.
La primera vez que consideré matar a alguien fue ayer. Hoy ya es un plan definitivo.
Mi víctima podría, y debería, ser cualquiera, porque la valoración que haga para justificar el asesinato será siempre subjetiva y por tanto, susceptible de error. Los humanos son subjetivos. Son subjetivas su moral y su ley. Este es el único hecho objetivo y real.
La primera persona que me inspiró motivación homicida fue, y es, mi madre. Esta afirmación bastaría para calificarme de psicópata. Arrebatar la vida a la mujer que me la concedió. Qué cruel. Yo sólo lo percibo como paradójico. ¿Qué ha hecho para ser objeto de mi aborrecimiento? Pues bien. Yo no la aborrezco. Entonces, ¿por qué?. Y respondo: ¿para qué?.
Eso me diferencia de todos ustedes. A mí me importa la finalidad. Y creo que a ustedes, en el fondo, también. ¿Acaso no están buscando siempre el sentido de las cosas? Luego, ¿qué me diferencia de ustedes? Creo que el hecho de que no me importe esa diferencia.
Siempre me he sabido diferente. Para mí las personas son algo ajeno, y no me refiero a un "tú" contrapuesto al "yo". Simplemente están ahí. Como cualquier otra cosa. Van, vienen, se quedan, se mueren. ¿Indiferencia? No. Desapego. No me pertenecen. Son algo transitorio. Puedo utilizarlas como medio para conseguir mis objetivos. ¿Suena frívolo? Creo que la razón psicobiológica por la cual nos relacionamos socialmente es porque necesitamos a otras personas para desarrollarnos. Algunos se acostumbran a esa idea, la internan, y de ahí la emoción.
Yo también tengo emociones. Por supuesto que me enfado, y también deseo. Pero, ¿odio y amor? ¿Qué son, y por qué se confunden? Creo que es porque se parecen. Ambos sentimientos denotan interés. Uno por destruir. Otro por crear. Destruir y crear. Morir y vivir. También están relacionados. Qué cruel. Yo sólo lo percibo como paradójico.
( Mañana ya no pensare lo mismo... hoy fue un mal día, al amanecer estos horrorosos pensamientos ya se habrán ido.)
martes
La Jaula.
Todas las noches un cuerpo distinto
jueves
¡ G o V e g e t a r i a n !
domingo
No AiRe ... =(
Manantial de preguntas sin respuesta
Mi palabra como el tacto
Placeres que se colman solitarios
Como un árbol en la llanura del desierto
miércoles
(`*•.¸HaDeS pLuToN¸.•*´)
Cover de mirrors, fragile has died,
Leaving but a starless ruin behind !
Shatter the mirrors, so that he can never be called,
Back fron the blessed silence of his sacred vault ...
lunes
Réquiem
Morir, dejarlo todo, abandonar el sufrimiento a través del sufrimiento. El paso de la vida a la muerte, antes y después, el deseo agonizante del espíritu, las sombras de la conciencia, la imperfección más pura, toda la realidad en evidencia a lomos del escepticismo, el dejar de saber, el no comprender el fenómeno de la vida y la otra edad. El silencio, calma tras la agonía, la búsqueda que hallar el letargo que nos arrastra, el rayo de la carne buscando a la carne, las últimas guaridas del hombre embarcado en su destino, el golpe de vida, la ilusión taciturna del romántico que navega por su trascendencia, el surco del corazón en busca del alma.
La distancia del que nada posee ni a nadie, tan sólo a su misterio. El cántico espiritual de la tristeza, la alegría, el dolor… esa búsqueda sublime que nos hace perennes en la impermanencia. El abismo de la vida, cultivado de quimeras y visiones, la pobre esperanza del que espera el olvido eterno. Sueños de abandono, renuncias flacas y despertares imposibles, abrazo, abrazo fraternal de comprensión.
Morir, dejarlo todo, abandonar el sufrimiento a través de la desdicha divina del ciclo último, perder el aliento en la emoción plena de la posibilidad. Acertar en el rito de la despedida, aquel que anuncie la elección del corazón fatigado de esperar. Cerrar la puerta, abrir la vida verdadera, la senda intransitable de la esperanza.
Vivir, acechar la respuesta del susurro, despertar, sí, despertar por fin contra la innata pulsión de la supervivencia. Entregar el alma a lo posible, a lo venidero, a lo inescrutable. Quedarse quieto, mudo, insólito ante el nuevo amanecer. No arrastrar las desvencijadas siluetas de un pasado perdido, absorber el futuro en un estado de calma desplegada, resurgir del océano tras el naufragio de la existencia, resurgir amando la naturaleza impropia, la inoportuna necesidad del hambre y la sed. Abandonar el alimento en busca de la verdad del alma.
Salir del samsara una y otra vez, alentando al corazón, el goce de lo humano, la respiración. Perderlo todo, la frágil conciencia, la perpetua conciencia, el árido devenir, la fatal ilusión, el calor. Llegar a la luz última, al frío del camino elegido, el del abandono, la renuncia, el del clamor constante del existir sin existencia.