martes

La Jaula.



Todas las noches un cuerpo distinto
creo ver frente al espejo sonámbula,
no reconozco las áridas manos,
ni los gestos tranquilos que ayer fueron
rumor frente al silencio cristalino
que entrega este retrato innoble.
Pero ese cuerpo allí no tiene nombre,
en los reflejos que la confusa noche
arma ardientes de materia fugitiva.
Por eso ya no miro los reflejos
del espejo del alma
porque
a veces sólo me siento
una descendiente del primate,
que sueña respuestas
e inútiles poemas,
desde una jaula
que el hombre ha construido
para aprender a sentirse libre.
¿Pero en qué planeta he nacido
que los astros no brillan cuando
todo el mundo duerme?
Y hoy ya únicamente derrotada
me pregunto nada más si esta jaula
es segura y no se rompe.

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