
Encuéntrame, lléname de vida, quiero que habites en mí, hermosa sensación de paz, sutileza y amor. Mil años te he esperado, mil años he desperdiciado en no ir a buscarte, arrepentida de haber desaprovechado la luz de mis ojos, la luz de mi camino y la luz de mi vida. Hundida en la tristeza de tu rostro y en el dolor de tus labios, luchar en vano una vez más contra voluntades inexistentes físicamente, temblar de miedo al oír la sensatez de tu lírica voz sabiendo de nuevo que mi espada mas fuerte es vulnerable, el mal es inmune a mis dotes, pero no, jamás vencerás a un espíritu que tirita de llanto y a pesar de todo se mantiene de pie. Ahí estabas, ahí te encontré, en el centro de mi pecho, en el medio de mi cuerpo, en todos lados vivías. Después de tanta lucha, hay remedio alguno para esas lágrimas con gusto a sufrimiento e impotencia que alguna vez derramaste por ella, por eso volare con tu presencia a las simas nunca antes alcanzadas, hundiré barcos de soledad y nostalgia y llegare a tu lado, estaré feliz y en paz contigo, tan solo con la luz de un recuerdo tuyo.